Administración pública y desconexión de la realidad
08/10/2021 A menudo dedico tiempo a pensar en cómo hacer mejor las cosas a nivel personal, o ver qué se podría mejorar en otros ámbitos.
Lamentablemente, cuando las mejoras están en manos de estamentos públicos, que están desconectados de la realidad de las personas de a pie, las cosas se hacen difíciles de entender.
Esta semana me he fijado en los diferentes tipos impositivos, según la comunidad autónoma, que existen en España para la adquisición de una vivienda de segunda mano, donde se ubica el mayor porcentaje de las transacciones de venta en el país.
En un principio, parece que todos tengan que ser iguales, pero nada más lejos de la realidad. El Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, que grava la compra de viviendas de segunda mano, va desde el 4% sobre el valor de compra en el País Vasco, al 10% en Cantabria, Catalunya, Comunidad Valencia y Galicia.
La realidad es que afecta, no tan sólo a los compradores particulares, que padecen una afrenta injusta a su patrimonio para adquirir un bien de primera necesidad, como es la vivienda habitual, sino también que éste tipo impositivo afecta directamente al cliente inversor, que verá reducida su rentabilidad en un serio porcentaje sobre la inversión.
De nuevo, las decisiones de los entes públicos contradicen el sentido común, la realidad de la calle y focalizan en el corto plazo, en lugar de poner las cosas más fáciles a los ciudadanos, que en su mayoría se hipotecarán por un tercio de los años que van a vivir, dato que nos lleva a excluir la consideración de «lujoso» en su adquisición.
En el caso de los inversores, sean particulares o sociedades, las buenas rentabilidades (sobre las que se pagarán impuestos) son las que activan y atraen dinero del exterior, y poco ayuda a que se realicen compras en Catalunya, ante el agravio comparativo con otras comunidades que, probablemente y gracias a sus tipos mucho más bajos, estarán en el punto de mira de los inversores para llevar sus patrimonios a rentabilizar.
Señores, un poco más de justicia y de sentido común.
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